Translate

sábado, 17 de septiembre de 2016

Cuando dices adiós.

Cuando dices adiós se me enredan las emociones. 
Pasan las horas mientras sigo empañando el cristal, tapando que te quiero a mi lado.
Escribo versos mientras voy tachando lunas del calendario.
Cuento los segundos que me quedan por verte... hasta que vuelves.

Vuelves y las emociones vuelven a enredarse, las horas siguen pasando pero más rápidamente mientras el cristal se sigue empañando y yo tapo que te quiero a mi lado, memorizo los versos que luego escribiré y tacho mentalmente otra luna más a la espera de la siguiente.

Te marchas de nuevo y todo vuelve a sucederse.
Te apartas durante un lapso de tiempo y yo solo puedo esperar tu regreso.
Te despides con un gentil beso y he de mostrar conformación.
Las normas son así, no las podemos transgredir.

Y vuelves a volver. Y regresas, regresando con tu regreso. Y repetimos por repetir, por miedo a la novedad. Y no cambiamos por no querer cambiar y porque el cambio es demasiado cambio para nosotros. Y ocultamos por no decir y decimos que no por temor a decir que sí. Y te despides con un beso por si algún día es el último y me besas para ver si tu temor se asemeja al mío. Y eludimos para salir del paso y paseamos por esos caminos para no salir de esta situación. Y no nos escribimos para no contestarnos y no contestamos para poder escribirnos luego. Y giramos en torno a un bucle para que ese bucle no gire alrededor nuestro. Y así seguiremos, para seguir siguiendo a algo que no queremos dejar de seguir.

Y te vas otra vez. Y cierro las cortinas de mi corazón al marcharte, miramos a otro lado en direcciones contrarias haciendo ver que no ha ocurrido nada en especial, nos dedicamos pensamientos en secreto y nos echamos de menos. Pero ante todo callamos. Callamos por callar lo que nadie calla y para creer que nadie calla lo que no podemos callar... pero seguimos callando.

Las lunas se siguen tachando y yo me pregunto que cuándo será la última que tache. 
Las emociones siguen enredándose en mis versos mientras escribo algo tangible. 
Las horas siguen empañando el cristal, deseando convertirse en efímeros segundos.
Pero esta vez no vuelves.

Rehago otra vez todos los pasos, se me enredan las emociones, el cristal cada vez se empaña más, las lunas desaparecen y las horas se hacen largas y eternas. Pero no vuelves. No vuelves porque yo tampoco vuelvo. Porque ya nos hemos cansado de esperar. Porque la situación se sostenía entre imperceptibles promesas.
Porque el contexto ha optado por cambiarnos y ahora queremos a la situación pero la situación no nos quiere.


No hay comentarios:

Publicar un comentario