Yo no soy ella.
Yo no voy a
hablarte cada mañana, no te mandaré un mensaje de “buenos días”,
no esperaré ansiosa a que me contestes con otro saludo semejante al
mío y no sonreiré como una estúpida cuando vea ese mensaje en la
pantalla de mi móvil.
Yo no te enviaré
cartas de amor y ni las escribiré a un destinatario real, no te
dedicaré ni una sola canción de amor en las redes sociales y no
colgaré nuestras fotobeso para
recibir tantos “me gusta”
como populares seamos.
Yo no contaré
los días que me faltan para poder abrazarte, no te miraré a los
ojos y te diré “te he echado de menos”, no recordaré cada
momento a tu lado y se me dibujará en la cara esa sonrisa que a ella
le sacas siempre.
Yo no cantaré a
tu ventana y ten claro que yo no te daré señales claras y
directas. Yo no soñaré con tu figura y no escribiré en
Facebook cuánto te amo/quiero/echo de menos. No.
Yo no hablaré
sobre lo hermoso que es ese sentimiento que brota de mi corazón y no
me sentiré identificada con cada frase que las demás parejas se
envíen mutuamente.
Yo no soy ella.
Yo no te pondré
las cosas fáciles y no caerás en mis redes somnoliento a causa de
las mil y un cursiladas que te he puesto.
Yo no te iré a
buscar a casa y me quedaré observando como te marchas de mi lado
después de habernos despedido con uno de esos besos que lo dicen
todo sin hablar.
Yo no te pediré
que te quedes conmigo después de habernos amado. Eso lo dejo a tu
elección.
Yo no lloraré
tu partida y no hablaré a mis amigos de lo perfecto que eres o de
otras tantas estupideces que suele decir ella.
Yo no soy ella. Yo soy auténtica.
Yo haré que te
sientas de una manera que ella jamás, a pesar de las miles de
idioteces que llegó a hacer y decir por ti, logró hacer brotar de
tu corazón.
A mi no me
amarás siempre; habrá momentos que me odies. Pero ten claro que te
odiarás a ti mucho más por amarme a mi aunque ella sea mucho más
fácil y dócil que yo.
Yo te haré
reflexionar sobre la vida, sobre el porqué de este mundo y sobre ese
sentimiento que se despierta en ti cuando me ves a lo lejos.
Yo haré que
pierdas tus cabales del todo. Conseguiré volverte loco de odio, de
celos, de miedo, de rabia, de amor. Odio por amarme, celos por cada
hombre que pase a mi lado, miedo por perderme, rabia por no tenerme
tanto como a ti te gustaría y amor porque por mucho daño que yo te
haga, siempre acabas amándome más que ayer pero menos que mañana.
Yo no te daré
coba y no te piropearé ni te repetiré mil y una veces que te
quiero. Yo seguramente te haré enfadar, te insultaré y me reiré de
ti para luego pedirte perdón con uno de esos besos que matan sin
cuchillo y que resucitan sin espíritu santo.
Yo no iré
detrás tuyo. Mi orgullo me impedirá anteponerte a todo. Mi orgullo
construirá más de una vez una barrera entre nosotros, pero tú
lograrás romperla; de lo contrario no serás tú el que me vuelva
loca a mi.
Yo te haré
llorar más de una vez, sufrirás por mi partida y yo me mostraré
impasible aunque por dentro me esté rompiendo.
Ella es de
quererte y odiarse y yo soy de quererte y amarme.
Yo no te cantaré
a la ventana, prefiero cantar al aire y confiar que en alguna parte
del mundo tú estás pensando en mi. El dolor que pueda albergar
tu cuerpo por no poder abrazarme será lo que me haga tuya para
siempre.
Yo no soy ella. Yo soy atípica.
Soy de las que
sienten pero callan, de las que aman en silencio y de las que no
ponen las cosas fáciles.
Yo haré algo
que ella jamás hizo y que nunca se percató de que eso debía ser la
base de vuestra relación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario