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sábado, 28 de noviembre de 2020

Dos años.

Dos años he tardado en volver a escribir.

Dos años en los que los sentimientos no han escaseado, pero la intensidad era diferente. 

Hace mucho tiempo que ni siquiera intentaba redactar algo que se compaginara con mis emociones y en el fondo no sé exactamente qué es lo que me lo impedía. 

¿Os ha pasado alguna vez que después de mucho tiempo de haber escrito algo, lo leéis de nuevo y sentís como si fuera una persona completamente distinta la que lo creó y al mismo tiempo como si su esencia se despertara de nuevo en ti? En cierta parte es un poco escalofriante y no porque sea malo, sino porque en ese momento te percatas de cómo has cambiado o de cómo la "vida" te ha hecho evolucionar. 

Dos años he tardado en volver a escribir de verdad y digo de verdad, porque muchas veces no he escrito con la convicción de antaño, con la soltura y rapidez que le permitían a mis manos adecuarse al ritmo de mis emociones. 

Ahora veo las cosas muy diferentes y posiblemente no las plasmara tal y como están y quizá eso explique la forma de actuar y pensar que tiene la persona que se presenta delante de mi espejo. Porque ya no siento eso mismo, porque ya no quiero sentir eso mismo y no es que no me guste sino que no es sano. 

Mi consciente no pudo bloquear aquello que me hacía daño porque en el fondo sentía que necesitaba esa intensidad para poder expresarme, así que mi inconsciente lo hizo por él.  No volví a leer más los escritos, ni a acordarme de ellos. No quise escribir más porque ya no quería que englobara el mismo sentido y por ello consideraba que no serían dignos de elogio, porque creía que me falta mi "inspiración". 

Se me olvidó que yo empecé a escribir mucho antes de toparme con la "vida". 

Se me olvidó que yo no escribía por "vida", que escribía por mi, por la gente que me rodeaba, por los lectores que desearan identificarse con mis divagaciones. Se me olvidó que escribiendo era poderosa, que era capaz de alcanzar hasta el más recóndito y oscuro lado de mi alma. Se me olvidó que también me equivocaba en creer haber centrado mi escritura en un acontecimiento vital más. 

Lo peor de todo es que no me he percatado sola, sino que ha tenido que aparecer otra persona a ayudarme a recordar lo que yo misma escribía, que estaba tan bloqueada emocionalmente que ni me acordaba de quien era cuando empecé, que había manipulado mis propios recuerdos simplemente por el miedo; miedo a nunca más sentir una intensidad semejante, miedo a no querer, miedo a no volver a escribir "bien" o por lo menos a escribir con mis sentimientos a flor de piel. 

Y esto no hubiera ocurrido si hubiese tenido todo claro a mi alrededor. Pero no fue así y mi cabeza me jugó una mala pasada, me hizo considerar que solo había y podía escribir sobre ello, cuando no solo eso me daba intensidad, cuando hubo muchos más temas implicados, cuando yo era mucho más que eso. 

Una persona me dijo; "tienes que escribir de lo que sientas en este momento", y he decidido seguir su consejo. Por eso he escrito eso, porque no va de relaciones disruptivas, ni amor, ni desamor, ni crisis de identidad ni nada por el estilo. Porque estaba bloqueada emocionalmente y por fin he conseguido desanudar las falsas creencias que mi inconsciente, loco por ayudarme a proseguir, me estableció. 

Así que gracias, gracias inconsciente por cooperar en mi vida, gracias consciente por ponerte de acuerdo con tu antagonista, gracias porque era en ese momento lo que necesitaba pero ya no. Porque las cosas se ven de otra forma, porque ya no necesito esa intensidad para sentirlo todo, porque quiero recuperar lo que verdaderamente fui mucho más allá de lo que me hiciste creer inconsciente.

Y sobre todo, gracias a ti, que sé que estás leyendo esto, gracias por ayudarme en algo que ni yo misma sabía que necesitaba. 


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