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domingo, 16 de diciembre de 2018

Sin palabras.

Supongo que de eso se trataba.


Nunca fueron las palabras expresadas, ni siquiera las acciones que comentaban los de alrededor.
No fueron ni las apariencias, ni las curiosas casualidades por las que acabábamos encontrándonos en nuestros recónditos caminos. 
No fueron esas frases ni todos los miedos que las cubrían.
No fue ni el "adiós" que te dije, ni el "hola" tan banal que balbuceé cuando mis ojos volvieron a cruzarse con los tuyos. 

No, supongo que nunca se trató de eso.


Entonces, ¿de qué se trata? ¿Qué circuito sigue todo esto?

Desconozco la respuesta, pero quizá sea eso lo que más me cautive.
Tal vez se trate de ese vaivén de sentimientos que se entremezclan en mi corazón. Tal vez sean las miradas que se divagan entre la multitud o las palabras que no fueron añadidas a inconcluyentes discursos. Tal vez fue ese revoloteo de emociones o el impacto de sentirlo todo de una vez. 
Tal vez fueron las ganas de querer vivir todo o puede que fuera el entrelazar los dedos sin necesidad de rogarlo. 

Quizá se trataba de eso; de no tener que definir nada, de simplemente sentirlo; vivirlo; que se ensanche el corazón cada vez que nos expresamos una mínima muestra de afecto.

El no explicarlo, el no darnos un nombre, el sentirnos cerca sin que nuestros labios se enlacen, el hablar de mil temas anodinos compensados con otros tantos reflexivos, el cavilar de distinta apariencia y querer lo mismo.


Sí, deduzco que de eso se trataba. 

La ausencia de palabras y el rebosamiento de emociones. 
Los "nada" precedidos por aquellas frases que al pronunciarlas preferíamos ocultar.
Las anécdotas que hacen palpitar mucho más de lo que deseamos reconocer.
El escudriñarse a lo lejos.
El sonreír sin explicar por qué.
El ser tan dispares y concluir en el mismo sentimiento
El querer, desear, tener y no admitir
El ser todo y hablar como si nada.
El ser uno y expresar un no.
El besar a tantos y sentir con tan pocos.

Si, seguramente eso era y ojalá nunca pueda ser definido, porque las palabras solo podrían empequeñecer a la gran vorágine de sentimientos que se manifiestan al juntarnos.

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